POESIAS

Este es un homenaje a mi querido abuelo Jorge Braddock Suárez quien escribió bellas poesías y a quien nunca conocí en persona. El nació Abril 23, 1878 en Bogotá, Colombia y murió en 1944 en San José, Costa Rica. (A tribute to my dear grandfather Jorge Braddock who wrote beautiful poetry and whom I never met in person. He was born April 23, 1878 in Bogotá, Colombia and died in 1944 in San José, Costa Rica.)

Saturday, July 23, 2005

Ante La Cruz



Señor mío Jesucristo: Rabí martirizado!
Por los rudos azotes que tus carnes rasgaron,
Por las crueles espinas que rompieron tu sien,
Por los clavos infames que tus miembros clavaron,
En el tosco madero, de ignominias sostén,
Por la fiera lanzada del sayón despiadado,
Por la hiel y el vinagre que te hicieron beber,
Yo te adoro y me postro reverente a tus plantas
Implorando contrito el perdón de mis faltas,
Una luz en mi vida, un aumento en mi fé.

(1943 - 65 años de edad)

Thursday, July 14, 2005

Meditaciones

En la esfera despulida de un bombillo incandescente
Que ha inundado con sus rayos el modesto comedor,
Un enjambre de insectillos de alas tenues, transparentes
Van y vienen fascinados por el cálido fulgor.

¡Pobres seres! tan pequeños, tan ilusos, no comprenden
que la luz que los atrae no es la luz del astro rey
y en sus giros incesantes las alitas se desprenden,
y vencidos ellos caen en la loza y el mantel.

Ya no miran al bombillo que tomaran por un sol:
Corren torpes, tropezando en los hilos desprendidos;
Van sin rumbo, sin halagos, con la gran desilusión
De la falta de las alas en sus cuerpos doloridos.

Son del libro de la vida, hojas sueltas, miniaturas
Y al mirarlos he pensado, si del mundo en el vaivén,
Ellos copian de los hombres los anhelos de ventura,
Y las dichas, que son sueños que se mueren al nacer.

Nuestro espíritu errabundo, va buscando siempre un sol
Y soñamos con quimeras de placer y libertad,
Y volamos tras la gloria, la fortuna y el amor;
Más se arrancan nuestras alas al tocar la realidad.

Y tropieza nuestra planta en la roca de la duda,
Nuestros ojos, ya no encuentran un destello de ilusión,
En el alma vacilante, ya la fe no nos ayuda
Negra y lóbrega es la senda que el destino nos trazó.

Aspiramos a que pronto se termine la jornada,
Que cobardes o sumisos no queremos acortar;
Pues copiemos del inepto la constancia resignada
Y venzamos los escollos, sin las alas recordar.

(Octubre 1911)

Sunday, July 10, 2005

Otra foto de mi abuelo


Para un Album


¡Oh! mi amor, mi consuelo y esperanza,
tú que comprendes todas mis tristezas
y has leído en el fondo de mi alma
el amargo dolor que guarda ella
¡tú! que a mi herido corazón trajiste
el dulcísimo bien de tus consuelos,
no te apartes ya más, mi ruta sigue,
buscando juntos el soñado cielo…

(Enero 19, 1908)

Wednesday, July 06, 2005

Nuevo Rumbo

¡Anímate corazón!
Despierta de tu letargo,
Que cesen ya tus congojas,
Den tus ramas nuevas hojas
Y trueques por miel lo amargo.

¿Qué te importan las tristezas
De pasados desengaños,
Cuando brilla en lontananza
El sol de la bienandanza
Para tus mejores años?

¿Qué importa que niño un día
Contra el destino lucharas,
Si ves al sentirte hombre
Que inmaculado tu nombre
Venció al fin en la batalla?

¡Sigue invencible adelante
Llevando la frente erguida
Y enarbola el estandarte
Que triunfará en el combate
De la lucha por la vida!

¡Llegó corazón la hora
De buscar nuevo sendero,
Olvidar las liviandades
Y lejos de las ciudades
Plantar nuestro campamento!

(Enero 19, 1908 – 30 años)

Plegaria II

“Mi vida es un erial,
flor que toco, se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.”
Bécquer

Si después de una lucha sin descanso
En que agoté ¡Señor! mi juventud,
No hallaré de la holgura ese remanso
Que haga menos cruel mi senectud.

¿Será que desde el borde de la cuna
Me sigue hado fatal, rudo y tirano,
Que me dió modestísima fortuna,
Solo para arrancarla de mi mano?

¿Me quedaré ¡Señor! en desamparo,
Sin hogar, sin recursos, sin empleo,
Porque lo dicte en su maldad el hado
Siendo fuertes mis brazos y cerebro?

¿Es justo que la esposa idolatrada,
Pueda odiarme también por la pobreza;
Que el hijo no me atienda y su mirada,
Cuando se posa en mí, sea con dureza?

Yo no te pido para mí placeres,
Ni he de pedirte honores ni caudal:
Solo quiero el cariño de esos seres,
Que son mi dicha y único ideal.

Tened de mí ¡Oh Dios! misericordia,
Devolvédme el amor de mi familia:
Si la muerte hace grata mi memoria
La prefiero ¡Señor! ¡Tóma mi vida!

Confiado en tu bondad Omnipotente,
Ya no temo ¡Señor! al porvenir:
se que guiarás mis pasos y mi mente,
al camino que yo deba seguir.

Que llegue pronto el anhelado día
Y yo empiece de nuevo a trabajar
Con la oración y con la fé por guía,
No dudo ya que volveré a triunfar.

(“La Esperanza”, Mayo 2 de 1941)

Mi Hogar

Es un humilde albergue; en él no moran
Las delicias del lujo ni el confort,
Pero mi Licha todo lo transforma
Y lo embellece todo con su amor

Es un santuario agreste, donde brilla
Con divino fulgor su inteligencia
Y yo a sus plantas doblo la rodilla,
Porque alegra y perfuma mi existencia

Ella, la encantadora soberana
Mi alma aprisionó con sus ternuras,
Ella endulza mi vida y la engalana
Quitando de mis labios la amargura

No importan sacrificios ni tropiezos,
En esta lucha por la triste vida,
Si ella calma mis penas con sus besos
Y sus caricias cierran mis heridas

La adoro sí, porque la sed de mimos
Que mi alma solitaria sufrió tanto,
Cuando en un solo amor nos confundimos,
La calmó el manantial de sus encantos

Por eso, aquel albergue es mi santuario,
Ella, la reina allí, la emperatriz;
Yo el único creyente, el fiel vasallo,
Al que sólo su amor hace feliz

(Marzo 2 de 1923)

Verdad

(Escrito en honor a mi abuelo)

Mi alma ansiosa
Te busca sin descanso
Determinada a encontrarte
Aunque otros no lo entiendan

Paciente y decidida voy
En el camino de la vida...
Aprendiendo lecciones
Que abundan paso a paso

Me levanto si tropiezo o caigo
Y lloro cuando la tristeza
Invade y consume mi mente
Por las penas de este mundo

Sigo adelante, sin embargo
Optimista y positiva
Sonriendo casi siempre
Con fe, con esperanza, confidente

¡Siempre con fe y con esperanza!

Para curar las heridas
Que se abren de vez en cuando
Y duelen cuando uno menos lo espera
Por más fuerte que uno sea

Pues la vida sin sufrir no es vida
Y sin amor, es sólo una ilusión
Un sueño pasajero en el espejo
De nuestro espíritu inquieto

Distracciones, interrupciones
Enfermedades, malas noticias, muertes
Nos conmueven, nos frenan
Nos despiertan, nos angustian

Más, continuemos con propósito y conscientes
De que mientras sigamos
Con nuestro corazón agradecido y sonriente
Y con amor en las entrañas…

¡Pasaremos el curso que es la vida!

Dios, principio y fin de nuestra jornada
Espíritu eterno, Amor eterno
Ilumínanos siempre con tu Luz Divina
Y con la VERDAD, VERDAD, VERDAD

Que eres Tú, que somos Todos…

De Karol Braddock Feld - Para tí "Abuelo"
(Philadelphia, Estados Unidos - Julio 5, 2005)

Tuesday, July 05, 2005

Onomástico

Un año más sobre mi vida pesa
Aumentando mi negro desconsuelo,
Que al mirar mi horfandad y mi pobreza
Maldigo al mundo y desconozco el cielo.

Son tantos los tormentos ya sufridos,
Me ha sido tan adversa la fortuna,
Que apenas llevo veintitrés cumplidos
Y el sólo peso de la edad me abruma.

Ya no me causa encanto mi atractivo,
La riqueza, el amor ni la amistad;
Soy un cadáver que en el mundo sigo,
De la vida en el loco carnaval.

Miseria y nada más, siempre zizaña,
Los ojos miran y la planta pisa;
El corazón tan sólo es una entraña
A mis labios no llega la sonrisa.

Me han dicho que quien llora se consuela,
Que el llanto embota del dolor la espina,
Pero el llanto en mis ojos se congela
Y aumenta el sufrimiento de la herida.

Nada debo esperar, ya en mis oídos
El huracán de la desgracia zumba,
Todas mis esperanzas se han perdido
Y no hallaré la paz sino en la tumba.

(San José, Abril 23, 1901)

Aniversario

Hace diez años que mi vida errante
Es noche de horfandad y desconsuelo;
Diez años que mi madre agonizante
Dobló la frente y remontóse al cielo.

¡Oh! desde entonces en mi ser brotaron
Las espinas tan sólo del dolor,
Los ensueños del alma se acabaron
Fue la muerte mi única pasión.

Parece que fue ayer, cuando llorando,
Cerca yo de su lecho y de rodillas,
“Adios”, me dijo, me estrechó temblando
Y cerró para siempre las pupilas.

(Octubre 13, 1903)

Noche Buena

¡Oh cómo vuela el pensamiento mío!
Al techo de mis padres, nido caro
Que triste miro su soledad ausente
Cuando escucho la voz de los extraños.
D. Arrieta

¡Llegaste Navidad! sublime arcano
De los gratos recuerdos de la infancia;
En cada nochebuena muere un año,
Cada ano nos roba una esperanza.

Con cuánto gozo en la niñez miramos
Que llegues con tu corte de ilusiones
Y al niño del pesebre saludamos
En medio de inocentes diversiones.

Hoy que ya cuento veintidós abriles
Y llevo el alma de luchar rendida,
Al mirar esos juegos infantiles
Brota el recuerdo amargo de mi vida.

Ahora que mi existencia se marchita,
Que mi única ambición está en morir,
¡Noche de Navidad! ¡Noche bendita!
Devuélveme la calma que perdí.

Desdeñando los cardos del camino
A mi hado fatal resistiré,
Pero en la aurora de ese nuevo siglo
Vuélvele al yerto corazón la fé!

(Guayaquil, Diciembre 24 de 1900)

Noche Buena II

(Poema escrito a mi abuela Eloísa París de Braddock, cariñosamente llamada “Licha”)

Salve a tí, soberana de mi vida
Puerto seguro en que mi barco ancló;
Quien me diera cantar Licha querida,
Cuanto te adoro y te bendigo yo.

Mi existencia era un páramo sombrío;
Todo hielo, tristeza, oscuridad,
Cuando llegó tu amor; tesoro mío
Y hubo calor y luz con tu bondad.

¿Cómo podré pagar cuanto me diste?
¿Cómo te mostraré mi gratitud?
Si el oro todo que en el mundo existe
Valer no alcanza, cuanto vales tú.

Te quiero por sufrida, por sencilla,
Por buena, por piadosa y por leal;
Mi alma vive a tus plantas de rodillas,
Cual lámpara votiva en el altar.

Mi único anhelo y mi ambición mayores
Es ver a nuestro hijo, hombre y feliz;
Que nuestro Dios lo colme de favores
Y que sea siempre bueno, hasta morir.

En esta noche buena, Licha mía,
Cuando a muchos regala el niño santo;
A falta de una ofrenda de valía,
Recibe el corazón que te ama tanto.

(Diciembre 24, 1930)

Reminiscencias II

Sin fé, sin creencias, sin culto ninguno
Sin nadie a quien pueda los ojos volver,
Hundido en la sombra del negro infortunio
Llorando en silencio las dichas de ayer.

Llevando tan sólo, del tiempo pasado,
De aquellos placeres que niño sentí,
Borroso en el alma, recuerdo lejano
Que aumenta mis horas de horrendo sufrir.

Yo tuve una madre creyente y piadosa
Que en días muy felices me hablaba de Dios,
Que al cielo mirando, decíame gozosa:
“Allá es nuestra patria, la patria mejor.”

“No temas del mundo la ruda batalla,
¡Sin lucha no hay gloria, vivir es luchar!
Si sufres, sé humilde, resígnate y calla
Que nadie tus penas sabrá mitigar.”

“No importa que el mundo te olvide o desprecie,
No dobles la frente servil al poder
¡Sé libre, sé hombre! y eleva tus preces
al Rey de los cielos si quieres vencer.”

¡Oh madre querida! Tus máximas guardo,
cual rico tesoro, cual santa heredad,
más llena está el alma de heridas sangrando
que el mundo me ha hecho con saña falaz.

En vano he tendido la vista a los cielos
Orando y pidiendo justicia a tu Dios;
Ya dudo que exista, pues no oye mis ruegos,
Ni enjuga mi llanto, ni ve mi dolor.

¿Por qué en esta vida de penas sembradas
El hombre no encuentra reposo jamás?
¿Por qué no alimenta mi pecho esperanza
ni embota sus dardos la duda tenaz?

Ya sólo cautiva mi pecho anhelante
La paz del sepulcro, la noche sin fin,
Y llamo a la muerte con voz suplicante
Pero ella no me oye… no quiere venir.

(“La Florida”, Costa Rica, Agosto 20, 1904)

Sunday, July 03, 2005

Jorge Braddock Suárez

Mi abuelo tuvo una vida muy dura. Quedó huérfano a los 15 años de edad. Su padre Henry Braddock -Inglés- murió primero trágicamente cuando él era sólo un pequeño de 5 años y luego su madre muere rápidamente de una enfermedad (no mencionada en sus escritos) que le quita la vida en 36 horas, cuando él tenía sólo 15 años. Él hubiera sido heredero de una cuantiosa fortuna; pero esa le fue robada a su madre por ciertos hombres inescrupulosos que se aprovecharon de su ignorancia en aspectos de finanzas y le quitaron casi todo. Lo poco que le quedó a él, se le agotó rápidamente y quedó sólo y desamparado. Estuvo un tiempo en el ejército colombiano y luego viajó por muchos puertos siendo marinero en muchos barcos. Entre tanto, escribió cuantiosos poemas donde expresaba sus tristezas y angustias. Perdiendo la fé por un tiempo y luego acogiéndola nuevamente. Sus poemas hablan de sus emociones, sus inquietudes, sus frustraciones, su amor por su madre y más tarde su amor por su esposa e hijo.

Para Mi Licha en su Día

(Poema escrito a mi abuela Eloísa París Franceschi para el día de su cumpleaños. El escribió: “Recibe en el día de tu natalicio, este humilde recuerdo de quien deseara ofrecerte un trono. Con muchos besos y abrazos para tí y para nuestro hijito, te manda el corazón, tu Jorge”)

Mi amor, mi bien, mi Licha idolatrada
Eres la luz y el aire en mi camino
El fulgor celestial de tu mirada,
Cambió el curso fugaz de mi destino.

Te debo cuanto valgo y, cuanto soy,
Cuanto mi loca aspiración concibe
Y en la lucha tenaz, doquiera voy
Seguro de tu amor que me redime.

Con tu imagen divina por escudo
Yo podré combatir sin armaduras
Y seré a las pasiones sordo y mudo
Soñando eternamente en tus ternuras.

Hoy, que celebras la dichosa hora
De tu arribo a las playas de la vida,
Yo te bendigo esposa encantadora
Que ennobleciste mi alma dolorida.

Compañera y amiga, en mi existencia
Has hecho del hogar un paraíso;
Nuestro hijo en su cándida inocencia
Es retrato moral de tus hechizos.

Mi alma vive a tus plantas de rodillas
Pues te adora con ciego frenecí
Y al mirarme en la luz de tus pupilas,
Soy grande y fuerte como nunca fuí.

Si ante las gradas del santuario llego
Y elevo mis plegarias hasta Dios,
Es por tí, por el hijo, que le ruego
Que les colme de dichas a los dos.

Yo te bendigo, Licha de mi alma,
Por buena, por piadosa, por leal,
Tu noble raza conquistó mil palmas,
Más fuiste tú su floración ideal.

(San José, 11 de Junio de 1933)

Uno Más

(Para el 23 de Abril de 1908)

¡Treinta años ya! quién creyera
Que a esa edad el alma mía
Sin ilusiones viviera
Y aislada y sola estuviera
Sin fé, sin paz, ni alegría?

¡Ah! que del mundo tirano
Ha dejado en cada espina,
Del corazón lacerado,
Los girones arrancados
Cuál flores que se marchitan.

¿Por qué, si aún no he llegado
A mitad de la carrera,
Llevo en el pecho clavado
El puñal envenenado
Que los desengaños dejan?

¿Por qué, a mi edad no he tenido
Dichas, placeres ni encantos,
Y mi vida ha transcurrido
Como ave ausente del nido
Entre raudales de llanto?

¿Quién condonóme al tormento
De siempre sólo vivir,
Llevando en el pensamiento
El negro presentimiento
De nunca ya ser feliz?

¡No! no podré conformarme
Que mi destino así sea;
Lucharé! Que nunca es tarde
Ni yo he de ser el cobarde
Que desierta en la pelea.

(Diciembre 26 de 1907)

Reminiscencias

A la sombra tendido de un arbusto,
En una barca, sobre el manso río,
Yo bendije tu nombre, madre amada,
Para endulzar mi soledad y hastío.

Bendije del Señor las santas leyes
Cuál tú me lo enseñaste desde niño;
De mi padre bendije las cenizas
Y de tu seno el maternal cariño.

¡Cuanto valgo, yo diera madre mía!
Por levantar el manto de la tierra
Y besar esa boca inerte y fría
Que ha tiempo yá, el ataúd encierra.
(Cual otro tiempo en mi niñez lo hiciera.)*

Pero si es imposible y soy tan débil,
Si esa tumba se encuentra tan lejana,
Me debo conformar con bendecirte
Y elevar hasta Dios una plegaria.

(Papayal, Río Lebrija, Abril 21 de 1897)
* Cambio hecho años después.

Fragmentos de un Canto

Tristes recuerdos guarda mi cerebro
De la mujer que con delirio amara,
De aquella que llevándome en el seno,
En sus brazos más tarde me estrechara.

Esa mujer a quien llamé mi madre,
A quien no pude yo, pagar su amor,
Córtole el tiempo el hilo de la vida
Dejándome sumido en el dolor.

¡Suerte infeliz! ayer yo disfrutaba
De mi adorada madre las caricias,
Que por un beso, mil! ella me daba;
Por un abrazo, dábame sonrisas.

¡Oh! cielo hermoso de la patria mía
En donde ví por vez primera el sol,
¿Por qué perder el techo en que vivía?
¿Por qué perdí la madre que me crió?

El huracán de la desgracia horrible
Precipitóse airado sobre mí;
Murió mi madre, yo perdí la calma
Y hasta la santa libertad perdí.

Para aumentar mis penas, fuí soldado
Y el arreo militar me hacía sentir
Más oprimido, el corazón doliente
Que en mi pecho pugnaba por salir.

Al contemplar los goces y deleites
Viendo tras ellos negro lodazal,
De mi madre el recuerdo, fresco siempre,
Fué dulce culto y único ideal.

En el rudo fragor de las contiendas,
Ella será mi pabellón y escudo,
Y en la lucha tenaz por la existencia
Mi único apoyo y confidente mudo.

(Bucaramanga, Julio 26 de 1896)


Fragmentos

(con cambios que hizo mi abuelo años después)

Tristes recuerdos guarda el pecho mío
De la mujer que con delirio amara,
De aquella que llamándome hijo mío
Un tiempo entre sus brazos me estrechaba.

Aquella santa a quién llamé mi madre;
A quien no pude yo pagar su amor,
La muerte arrebatóla de mi lado
Dejándome sumido en el dolor.

El cielo hermoso de la patria mía
En donde ví por vez primera el sol,
Ya contemplar mis ojos no podrían
Porque falta la madre de mi amor.

Yo era feliz allí cuando gozaba
De mi adorada madre las caricias,
Pues por un beso, mil ella me daba;
Por un abrazo dábame sonrisas.

El huracán de la desgracia odioso
Precipitóse airado sobre mí;
Muerta mi madre yo perdí el reposo
Y hasta la dulce libertad perdí.

En medio de esa pena fuí soldado
Y el arreo militar me hacía sufrir
Porque en mi pecho el corazón llagado
Y oprimido pugnaba por salir.

Al conocer los goces y deleites
Viendo en ellos un negro lodazal,
De mi madre el recuerdo fresco siempre
Fué tierno culto y único ideal.

En el rudo fragor de las contiendas,
Ella será mi pabellón y escudo,
En la lucha tenaz por la existencia
Mi único apoyo y confidente mudo.

(Bucaramanga, Julio 26 de 1896)

Bohemio

Errante por el mundo voy rodando
Sin nadie hallar que mi dolor comprenda,
Sin hogar, sin amigos y llevando
Por único equipaje mis tristezas.

¿Quién podrá del destino en los arcanos
Descifrar el obscuro porvenir?
¿Por qué el Dios que tanto veneramos
A eterna lucha nos condena aquí?

Y después de una vida tan ingrata,
¿No encontraremos la soñada paz?
¿Podrá ser el sepulcro que nos guarda
Principio de un horrible más allá?

¡Nó! esa paz es mi sueño, mi delirio,
Mi única ilusión, mi único anhelo;
Ella aumenta mi fé para el martirio,
En ella sólo yo concibo el cielo.

(San José, Abril 1902)

Preludio

Nunca he sentido al escribir mis versos,
La loca pretensión de ser poeta
Les trasmito al papel, porque hay en ellos
Reflejos de mi mísera existencia.

Al pié de cada estrofa, en cada frase,
Mis lágrimas pudiera adivinar
Su mérito consiste, en ser la imagen
De mi horrible amargura y mi pesar.

De todos esos cantos, sólo brilla
Como espléndida luz, hermoso sol!
El tierno culto hacia la madre mía
Mi único, grande, sin igual amor.

Más, no debo poner en estas líneas,
De mis pobres cantares la reseña
Que fué sólo mi objeto al escribirlas
Dar una explicación a quien las vea.

Son ellas, los girones arrancados
A mi yerto, marchito corazón
El triste miserere salmodiado
Por mi vida fecunda en el dolor.

(Mayo 1908)